"(...) Y AHORA, LA ULTIMA IMAGEN: EN EL PUÑO UNA ROSA; EL PUÑO PARA EL COMBATE, LA ROSA PARA LA FELICIDAD"



13/1/11

PALABRAS Y HECHOS



Álvaro Díez Cárcamo
Profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


La banda terrorista ETA hizo público el pasado lunes 10 de enero un comunicado en el que anunciaba el cese de la violencia junto con una serie de pretensiones que debían ser aceptadas por la comunidad internacional en un intento de justificar sus actos y gozar de la aprobación no sólo del estado español, sino de otros protagonistas foráneos, con la intención de no aparecer ellos como los que manejan las armas asesinando, sino como unos defensores de la patria vasca que necesitan del olor a pólvora y del gatillo cobarde para reivindicar unos ideales arcaicos y fuera de lugar.

Este grupo lleva más de medio siglo siendo el responsable de la muerte de cientos de ciudadanos, sin hacer diferencias, ya que, al fin y al cabo, los muertos son muertos, ya sean Guardias Civiles, policías, políticos, jueces o ciudadanos de a pie. En todos estos años cada muerte era un paso atrás en la consecución de sus objetivos, una losa que caís sobre ellos junto a todo el odio de una sociedad, no sólo la vasca, deseosa de enterrar de manera definitiva a aquellos que hacen de la violencia una forma de vida.

Si este comunicado presentado ante la sociedad, con la cobardía de las capuchas cubriendo sus caras, no responde a las expectativas, dejemos de hablar de ello. No tienen que ser sólo las fuerzas políticas quienes digan a los ciudadanos que estas páginas no responden a lo que se espera de una banda asesina; no tienen que ser las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado quienes alerten sobre la posibilidad de un final de la banda. Tendría que ser toda la sociedad española quien se manifestase en contra de esta declaración, quien saliera a la calle a decirle a aquellos que matan y asesinan que las palabras sin hechos no sirven, que mientras una de sus balas mate a una persona más, no habrá fin posible para este absurdo. Por ello, si como bien decía Alfredo Pérez Rubalcaba, gran conocedor de los entresijos de la lucha terrorista y una de las personas clave en su desarticulación junto a la Policía y la Guardia Civil, que este comunicado no basta, no cumple las expectativas, todo lo dicho desde ese momento hasta hoy, sobra, no es más que publicidad gratuita que se está concediendo a los asesinos que, viéndose cercados cada vez más por una población engañada y hastía, ven una posibilidad de publicitarse e intentar obtener el apoyo de aquellos jóvenes descontentos que se dedican a quemar contenedores y sucursales bancarias con la ingenua idea de que están liberando a Euskalerria del estado opresor español.

Parece que el fin de ETA debiera ser patrimonio de alguien, que tuviera que tener una mano ejecutora que elevara a categoría de mito el hecho de acabar con una lacra que, por desgracia, afecta a todos los ciudadanos. Por ello, no comprendo esas declaraciones cruzadas entre las principales fuerzas políticas, no sólo el PSOE, PP, o IU, sino también aquellos partidos vascos, desde los más radicales hasta los partidos nacionalistas. Cuando hablan, no se sabe muy bien si se alegran de que el fin de ETA pueda estar cerca, o si, por el contrario, les molesta que no hayan sido ellos quienes consiguieran llegar a tal estadio en la lucha antiterrorista. Cierto es que todo en la vida es política, pero cuando se está jugando con los intereses de muchos ciudadanos, cuando los sentimientos están a flor de piel, debiera ser el momento de la unidad, de retomar aquella palabra que fue la música de fondo de la Transición, regreso al Consenso, a la unidad de todas las fuerzas contra la violencia terrorista, lograr el hito histórico de acabar con ellos, por el bien del país y por el bien de la ciudadanía.

Sin embargo, mientras no sea la sociedad vasca en particular quien se pronuncie de manera definitiva contra ETA, quien manifieste su rechazo a esas manifestaciones que son un enaltecimiento de la violencia etarra encubierta en la idea de la libertad de expresión, mientras no dejen de tener miedo al ruido de las pistolas y al olor de la muerte, mientras no nos hagan ver al resto de la sociedad que son ellos quienes desean tomar las riendas de su propia vida y dejar de ser las marionetas de los de las capuchas, los terroristas seguirán contando con una baza importante con la que jugar y manipular.

Por ello, si con esto no basta, si esta nueva representación no es suficiente, dejemos de hablar del tema. Dejemos que las fuerzas del orden continúen con su cerco a la cúpula terrorista, que sigan con esas medidas de presión, pues en algún momento, ellos cometerán un fallo y esa será la gran oportunidad que este país lleva tanto tiempo esperando para poder gritar, POR FIN.

Como decía Pío Baroja: “Aunque tengamos la evidencia de que hemos de vivir constantemente en la oscuridad y en las tinieblas, sin objeto y sin fin, hay que tener esperanza.”


1 comentario:

CHEMA BUZARRA dijo...

Interesante reflexión que nos recuerda tantas cosas y tanto tiempo perdido por culpa de cuantos creen en la violencia como sistema para lograr el poder.

No sabemos cuando veremos eso que llaman la entre de las armas, pero lo que si es cierto es que esta banda y su ideario, hoy en Europa, pertenece al pasado. La democracia formal es un sistema que ha de poder con ellos. La cuestión es que la cidadanía vasca tiene que profundizar en los valores humanos para restar activos a cuantos jalean a ETA.

Un abrazo