"(...) Y AHORA, LA ULTIMA IMAGEN: EN EL PUÑO UNA ROSA; EL PUÑO PARA EL COMBATE, LA ROSA PARA LA FELICIDAD"



24/10/11

POR FIN



Álvaro Díez Cárcamo.

Para Samuel y María

Hace unos días la banda terrorista ETA hizo público un comunicado en castellano en el que decía que abandonaba de manera definitiva en uso de las armas, una noticia que no por esperada, ha sido capaz de satisfacer todas las deudas pendientes que esta banda de “valientes” asesinos ha ido acumulando con la sociedad española en general y la sociedad vasca en particular. Seguramente si en esas líneas se hiciese referencia a una renuncia definitiva de las armas y a la disolución de su actividad todos nos hubiésemos sentido mejor. Inclusive, si estos asesinos que se vanaglorian de su lucha por la libertad e independencia del llamado “País vasco”, hubiesen hecho esta declaración a cara descubierto, mostrando sus identidades para que la gente les identifique por la calle y pueda reconocerles, en vez de pegar tiro por la espalda o colocar bombas de manera cobarde, todos nos podríamos creer que este comunicado es el definitivo.

No sólo eso, sino que para complicar más las cosas, los principales partidos políticos pretenden ahora apadrinarse de esta resolución, es decir, tanto PSOE como PP pretenden aparecer ahora como los responsables legítimos de esta noticia, negando que vaya a utilizarse como un tema electoral. Está claro que ambos partidos, y eso pensamos los ciudadanos, deben de estar contentos con esta decisión de ETA, pero hay y deben de seguir uniendo fuerzas para evitar que esta situación se reproduzca. En este caso no hay ideologías políticas, sino muertos por las balas que no entienden de colores ni de consignas, hay que superar la idea de que un partido u otro ha acabado con ETA. Gracias a la labor de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y al hastío de un buena parte de la sociedad, la banda ha ido cayendo en una espiral de decadencia cada vez más profunda, consciente de que la política y no las balas es lo que puede aproximarles a unos objetivos dentro de lo estipulado por nuestra Constitución.

Hay que evitar, de igual modo, que los terroristas aparezcan como las víctimas de esta resolución, pues parece que con su gesto, están haciendo un favor al gobierno central y la sociedad vasca, huyendo de esa imagen de asesinatos y barbarie que han acumulado a lo largo de décadas de sangre y plomo. De igual modo, es incomprensible oír a algunos dirigentes del Partido Popular la posibilidad de hacer concesiones a la banda una vez hayan llegado a Moncloa, cuando durante años han criticado esta política del PSOE. Si no se hacen concesiones no se hacen, y no sirve excusarse en definir los periodos como momentos diferentes, pues el objetivo está claro: acabar de manera total con todo lo que tenga que ver con ETA y su entorno. Sus familiares piden acercamiento de los presos por que a veces pierden la vida cuando van a verlos, pero creo que olvidan que esos asesinos están en la cárcel por haber acabado con la vida de una persona inocente y no va a volver. Es deber de los partidos políticos y de la ciudadanía ser implacable con estas cuestiones, pues sino, dejaremos un resquicio al victimismo a estos cobardes.

Sigo sin comprender los planteamientos de algunos políticos que parecen no alegrarse con esta noticia. Claro está que no todo lo completa que uno puede esperar, pero, por fin, es el comienzo de su desintegración y no será cosa de un día o un año, el paso está dado, es el momento de que mucha gente pueda entender y comprender lo que significa vivir sin miedo y con libertad. Que no haya rencillas políticas, sino que el diálogo y el consenso, del que tanto se ha hablado en este país en épocas pasadas, pueda asentar las bases para un nuevo futuro no sólo en el llamado “País Vasco”, sino en toda España.

Como escribía Miguel de Cervantes: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.

28/8/11

SIN RESPUESTAS

Se han celebrado en Madrid las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) con la presencia del actual Papa Benedicto XVI, cuyo resultado ha sido, según las diversas informaciones o especulaciones aparecidas en los medios, importantes, para mayor gloria de su organizador, Monseñor Rouco Varela. El Papa estuvo en la capital española como el representante de Dios en la tierra, por lo que, su visita, careció de oficialidad, es decir, no vino de visita oficial a España, como líder político del Estado vaticano, sino que su visita fue privada, en calidad de Pontífice Máximo de la Iglesia y aún así, una visita de esta índole, con estas características, con supuestos actos privados y para un público en concreto, ocupó libremente plazas y lugares públicos de la capital madrileña, situación que, hasta hace unos días era impensable para el movimiento 15-M. Recordemos que España es un Estado aconfesional y, por lo tanto, la celebración de este tipo de actos en lugares públicos, debiera de estar, cuanto menos sujeta a las mismas condiciones para todos.

En esta visita papal no se han escuchado aquellas famosas palabras de “dejad que los niños se acerquen a mi”, puesto que eso ha derivado en graves casos de pederastia, casos que han sido silenciados con millones de euros, de dónde surge la pregunta del origen de esos montantes y por qué ese dinero no se ha utilizado en satisfacer las necesidades de los más desfavorecidos, más aún cuando vemos últimamente las imágenes de la situación en el cuerno de África, o más de cerca, la situación que nos rodea en nuestras calles, barrios, ciudades… Quizás sea hora de volver a releer las Sagradas Escrituras y adecuarlas a los nuevos tiempos, en los que la sociedad no es analfabeta y la Iglesia no puede manipularla como en tiempos pretéritos. Por cierto, a esos pederastias de la Iglesia, ¿cuando se les va a juzgar? ¿Cuándo irán a la cárcel? A lo más que se les hace es sacarlos de su comunidad y enviarla a otra. Sin embargo, Benedicto XVI no ha respondido ni ha hecho mención de estos casos a los jóvenes y no tan jóvenes que se han congregado para oír al Santo padre sobre cuestiones de primer orden que afectan a la Iglesia y a sus seguidores.

Tampoco se ha hecho comentario alguno entre una ciudadanía en plenas vacaciones sobre situaciones inauditas que se han producido en esta visita. Entiendo como en una época de crisis, cuando miles de familias españolas están malviviendo y algunas lo hacen con una dignidad por encima de cualquier crítica, ven con buenos ojos que se gasten sumas ingentes de dinero para la llegada y la celebración de estas jornadas. Más que una celebración religiosa, cada vista papal se convierte en un juego de marketing, dónde lo único que importa es cuanto dinero van a poder sacar los comerciantes, hosteleros y vendedores de la zona más que de escuchar las cuestiones religiosas que el Papa de turno pueda ofrecer, que son, por desgracia, cada vez menos religiosas y más políticas, algo indignante, ya que si un ciudadano de a pie no puede opinar ni escribir sobre teología o cuestionar la existencia de Jesús, por que no es un miembro de la Iglesia, ésta misma no debiera de inmiscuirse en los asuntos políticos ni sociales. La Iglesia, cuyo deber es el de mantener los designios y las palabras de sus antecesores, se convierte casi más en el látigo castigador de los gobiernos que elaboran medidas sociales que van en contra de sus intereses, manifestando una intolerancia impropia de ellos y opinando de cuestiones sociales, cuando está claro que Iglesia y Estado son dos cosas diferentes.

Tampoco se ha escuchado a Benedicto XVI explicar y condenar los atentados de Oslo provocados por un ciudadano cristiano y sí lo hacen cuando el que asesina es un ciudadano de origen pakistaní, iraní, irakí…, es decir de religión musulmana. A este ciudadano noruego se lo conoce por su xenofobia, racismo, ser ultraderechista y nacionalista, pero se obvia que es cristiano y nadie lo ha criticado. Bendita tolerancia.

Tampoco he llegado a comprender esa rebaja en los precios de los billetes que la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid va a hacer a los peregrinos y familias que acudan a estas Jornadas. ¿No se pide igualdad en el trato? ¿No es la Iglesia la que habla de respeto y tolerancia? ¿Dónde ha quedado lo de la otra mejilla? Si a los ciudadanos españoles, no creyentes, católicos, apostatas, nos ha costado dinero la venida del Papa, siendo una celebración privada, no es normal que se beneficie a aquellos que vienen a participar activamente en estas jornadas, imbuidos de un espíritu totalmente respetable, pero que, quizá, debieran dejar de mirar a través de las cataratas de sus ojos y abrirse a la verdadera realidad, no sólo de los jóvenes, sino de la Iglesia y del mundo. Se debe de respetar cualquier acto de fe, independientemente de la religión que sea, pues lo que debe de primar por encima de cualquier fundamentalismo y los hay en todas, es el respeto, la ayuda a los más desfavorecidos y la búsqueda de la paz. La idea de “poner la otra mejilla” ha perdido todo el simbolismo que tenía, pues aquellos que más ejemplo deben dar a diario de las Escrituras, se olvidan de hacerlo, pensando más en el beneficio propio que en las necesidades espirituales o no de sus congregaciones.

De igual modo, que se critique una manifestación de un grupo ciudadano laico ante la llegada del Papa me parece impropio de una sociedad democrática, donde la libertad de expresión es uno de sus principales valores. De nuevo la intolerancia manifiesta choca contra los valores que supuestamente representa la Iglesia. Se habla de posibles choques entre ambos bandos, incluso de altercados. Pero, ¿por parte de quién? ¿De aquellos que consideran esta religión la única, la verdadera? ¿De aquellos que, en su nombre, se ha matado se mata y se matará? Si la Iglesia se centrase en lo que le corresponde y dejase al margen cuestiones en las que no debe inmiscuirse, si se preocupara más de velar por las ideas primigenias de la religión en vez de subir los precios de museos, catedrales o del Vaticano, si condenasen cualquiera de los abusos cometidos y si se enorgulleciesen de aquellos eclesiásticos que dan su vida en regiones tan violentas como África, Latinoamérica, Asia…, quizás la gente comprendiera y se mostrara más flexible ante este tipo de situaciones.

Ya lo decía el famoso político y escritos irlandés Jonathan Swift: “Tenemos bastante religión para odiarnos unos a otros, pero no la bastante para amarnos”. Que la religión, independientemente de cual sea, nos permita hacer de este mundo un lugar mejor, basado en la tolerancia y el respeto y recordemos esta frase: “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt. 22, 21). Es decir, la Iglesia que se centre en sus cuestiones y no inoportune al Estado y viceversa, la base de esta relación debe ser el respeto y tras tantos siglos de luchas, ya va tocando hora de que se haga realidad.

21/5/11

EDUCACIÓN Y DEMOCRACIA



Álvaro Díez Cárcamo
D.E.A en HISTORIA CONTEMPORÁNEA

De un tiempo a estos días, han sido varios los países que han decidido dar un vuelco en su forma de vida, de dejar atrás el yugo de la dictadura que les ha mantenido en un clamoroso silencio durante décadas, de intentar cambiar y vivir de manera digna, con sus costumbres y su forma de vida, pero alejados de un modelo de gobierno que los oprimía y los ha oprimido durante años. La cuestión es por que ahora, es decir, cual ha sido el motivo por el que estos países han decidido ahora dar un paso al frente y enfrentarse a aquellos dirigentes, dictadores, que han hecho de su país, su pedanía particular, sin importarles lo que les sucede a sus conciudadanos. Quizás el uso de Internet, o de las nuevas tecnologías, en el caso de poder contra con ellas o que estas no sean censuradas por el poder autoritario; quizás la globalización y la llegada de nuevas ideas, de nuevas formas de ver y entender la vida, han sido las excusas perfectas y anheladas para comenzar estas revueltas.

Si bien es cierto que con estos procesos se ha puesto de manifiesto que la voz callada del pueblo, una vez que decide unirse, es mas poderosa que las armas, han sido muchos los muertos, la sangre derramada, las oportunidades perdidas que se han ocultado bajo unas falsas promesas de apertura. En pleno siglo XXI hay países que siguen viviendo como en el medioevo, sometidos al poder y la decisión de un dictador, que aprovecha el analfabetismo de los suyos para mantenerse en el poder. Ante tal barbaridad, las grandes potencias mundiales están pretendiendo ayudar a estas naciones, lo que no esta mal, siempre y cuando se trate de ayudar, nunca, digo nunca, imponer. Ya que, no sirve de nada cambiar a un dictador por una imposición democrática, por mucha democracia que se les pueda vender.

Es loable que las potencias intenten prestar su ayuda a estas naciones, pero no debe ser en un intento de venderles los aspectos positivos de la democracia, ya que no conocen lo que ello significa, no han tenido jamás la oportunidad de disfrutar de ese término, de vivir bajo el amparo de una democracia con mayúsculas. Muchos de estos hombres, mujeres y niños no necesitan que se les diga lo que es la democracia y lo bueno que va a ser para ellos, pues están acostumbrados a falsas promesas que no han llevado a nada. Lo primero, no fundamental, aquello por lo que las grandes potencias debieran estar peleando, es por ofrecerles educación, por formarles, por erradicar, en la medida de lo posible, ese creciente e inexorable analfabetismo que es el caldo de cultivo del que se han aprovechado los dictadores y gobernantes de esos estados.

Las revueltas son un claro ejemplo de que algo está cambiando, de que existe una necesidad imperiosa de dejar atrás la situación que llevan soportando, pero no son capaces de entender, de explotar todas las posibilidades que se les abren con la aceptación de la democracia, por ende, es fundamental que se les eduque, ya no sólo a ellos, sino a las futuras generaciones quienes van a ser las que decidan si merece la pena vivir bajo el yugo de la dictadura o comenzar a forjar un nuevo futuro con la democracia como referente, formados en lo que ello supone, conocedores de sus derechos y sobre todo de sus deberes para con su nación.

No cabe pues, una imposición democrática, es decir, ofrecerles un modelo concreto, ya que cada país, cada persona, cada cultura, es diametralmente distinta y hay que permitir que cada pueblo experimente y la viva en función de sus propias necesidades, teniendo, eso sí, la ayuda, el consejo, la experiencia, de aquellos que llevan décadas, siglos, viviendo bajo esta forma de gobierno democrática. No hay que renunciar a ello, no hay que rendirse mientras quede una opción para disfrutar de ello, pero empezando por lo más básico, por la educación, por formarles en la conciencia democrática. Que lo que estos países puedan lograr sea ejemplo para el resto de naciones que aspiran a vivir en democracia.

Sería una necedad pretender que el pueblo no puede cometer errores políticos. Puede cometerlos, y graves. El pueblo lo sabe y paga las consecuencias; pero comparados con los errores que han sido cometidos por cualquier género de autocracia, estos otros carecen de importanciaYa lo decía J.F. Kennedy: “La democracia es una forma superior de gobierno, porque se basa en el respeto del hombre como ser racional”.

NOSOTROS Y ELLOS



Álvaro Díez Cárcamo
D.E.A. Historia Contemporánea


En unos días se celebrarán en nuestra Comunidad Autónoma elecciones para elegir a los alcaldes, concejales y diputados de nuestra región y, no hay que olvidar, estamos hablando de elecciones en La Rioja, no se trata, pues, de una consulta electoral general, a nivel nacional, ni es, por lo tanto, una prueba para intentar probar el ansia de los ciudadanos españoles por ese supuesto cambio de gobierno que, un partido político concreto, se hace eco día sí, día también de su necesidad. En esta consulta lo que debe de primar es el interés de nuestra región, de esta, nuestra comunidad autónoma, de sus ciudadanos, independientemente de su signo, ideología política, por encima de pretensiones personales, de gobiernos eternos o de sumisión a intereses de esta tierra, que debe de saber vivir más allá del vino y de la lengua, iconos de una región, pero no los únicos, por más que algunos se empeñen en ocultar las grandezas y posibilidades que esta comunidad puede ofrecer.

Lo que parece claro en estos días de campaña electoral es que se pierden mucho las formas. Se recurre al insulto, a faltar al respeto, a la descalificación de las personas y, por ende, de todos los ciudadanos que, en esta forma de gobierno que llamamos democracia, hemos designado a aquellos que pensamos van a velar por nuestros intereses, no por los de un signo o color político concreto. No existe un intercambio de opiniones ni de ideas, no hay debate público sobre propuestas, quizás por miedo al oponente, quizá por que esas ideas no existan y lo más sencillo sea menospreciar al rival, alterar a los votantes haciendo ver que el mal son los otros y que su partido es el llamado a solucionar los problemas. Cuan ciegos estamos muchas veces los ciudadanos.

Uno de los valores principales de la democracia es la alternancia política, tan necesaria como la validez de sus políticos y la transparencia de sus actos. No hay que escudarse en que uno está en el poder por los votos de los ciudadanos, ya que los intereses de esos votantes no son los mismos cada vez y hay que oxigenar el gobierno, dando paso a nuevas ideas, nuevas formas de entender el mundo global en el que vivimos, que evoluciona casi minuto a minuto y que poco o nada tiene que ver con el de hace 20 años. Sin esa alternancia la sociedad se estanca, se convierte en apática, no participa, pues carece de la emoción de un posible cambio, lo que nos lleva a no evolucionar, a contentarnos con lo que tenemos. Eso debe de cambiar, es necesario avanzar, por y para todos, eso es una máxima que debe de estar presente en la ideología de cualquier político, se gobierna para todos los ciudadanos, aunque eso signifique una pérdida de votos de los suyos, pero debe primar el interés global por encima del personal.

No es lo mismo gobernar durante 20 años, incumplir promesas o dar palabra de cosas que luego no se hacen, ya que ha habido tiempo de sobra para poder hacerlo. Cuatro años de legislatura es poco tiempo para hacer realidad algunos de los compromisos que se ofertan en la campaña electoral, más aún, cuando no se cuenta con el apoyo del principal grupo de la oposición, más pendiente de criticar lo que se hace o no se hace que de ofrecer alternativas, pensando en los votos de los suyos antes que en el bienestar de todos. Eso tendría que ser inviable e incomprensible en nuestra sociedad pero es la realidad con la que vivimos.

Hay que dar margen a los políticos para que puedan cumplir con sus promesas y, en el caso de que en dos legislaturas, tiempo suficiente para que se puedan desarrollar sus propuestas, éstas no se hayan cumplido o se hayan sustituido por otras, entonces, la grandeza de la democracia, a través de estas consultas, permitirá sustituirles por otros o darles un mayor margen de maniobra. Pero los políticos deben de poner de su parte, acercarse a los ciudadanos, escuchar sus propuestas, oír sus quejas, velar por sus intereses, anteponer el interés general por encima de consignas, idearios o siglas políticas.

El día 22 de mayo los riojanos tenemos esa posibilidad. Valorar lo que se ha hecho, obviando publicidades y panfletos catastrofistas, que juegan con la idea del miedo como un recurso para obtener el voto, obviando sus propuestas, crucificando al otro y apareciendo como el único salvador de los males de la Comunidad. Quizá un voto de confianza y un cambio de signo sean, ahora, más que nunca necesarios. Dar paso a nuevos enfoques y permitir que lo que se empezó hace 4 años pueda continuar, ya que es la única forma de poder ofrecer cierto margen de serenidad y tranquilidad, pues los cambios continuos de gobierno son síntomas de debilidad y de falta de confianza, lo que genera apatía y una sociedad poco participativa.

Como dice el comienzo de una canción de Warcry: “Una boca y dos oídos no les parece señal, lo primero es escuchar y luego hablar, empecinados en que sólo debe haber una opinión, el primero de los sentidos es la razón (…)”. No olvidemos las palabras del profeta Mahoma: "Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro".



13/1/11

PALABRAS Y HECHOS



Álvaro Díez Cárcamo
Profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


La banda terrorista ETA hizo público el pasado lunes 10 de enero un comunicado en el que anunciaba el cese de la violencia junto con una serie de pretensiones que debían ser aceptadas por la comunidad internacional en un intento de justificar sus actos y gozar de la aprobación no sólo del estado español, sino de otros protagonistas foráneos, con la intención de no aparecer ellos como los que manejan las armas asesinando, sino como unos defensores de la patria vasca que necesitan del olor a pólvora y del gatillo cobarde para reivindicar unos ideales arcaicos y fuera de lugar.

Este grupo lleva más de medio siglo siendo el responsable de la muerte de cientos de ciudadanos, sin hacer diferencias, ya que, al fin y al cabo, los muertos son muertos, ya sean Guardias Civiles, policías, políticos, jueces o ciudadanos de a pie. En todos estos años cada muerte era un paso atrás en la consecución de sus objetivos, una losa que caís sobre ellos junto a todo el odio de una sociedad, no sólo la vasca, deseosa de enterrar de manera definitiva a aquellos que hacen de la violencia una forma de vida.

Si este comunicado presentado ante la sociedad, con la cobardía de las capuchas cubriendo sus caras, no responde a las expectativas, dejemos de hablar de ello. No tienen que ser sólo las fuerzas políticas quienes digan a los ciudadanos que estas páginas no responden a lo que se espera de una banda asesina; no tienen que ser las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado quienes alerten sobre la posibilidad de un final de la banda. Tendría que ser toda la sociedad española quien se manifestase en contra de esta declaración, quien saliera a la calle a decirle a aquellos que matan y asesinan que las palabras sin hechos no sirven, que mientras una de sus balas mate a una persona más, no habrá fin posible para este absurdo. Por ello, si como bien decía Alfredo Pérez Rubalcaba, gran conocedor de los entresijos de la lucha terrorista y una de las personas clave en su desarticulación junto a la Policía y la Guardia Civil, que este comunicado no basta, no cumple las expectativas, todo lo dicho desde ese momento hasta hoy, sobra, no es más que publicidad gratuita que se está concediendo a los asesinos que, viéndose cercados cada vez más por una población engañada y hastía, ven una posibilidad de publicitarse e intentar obtener el apoyo de aquellos jóvenes descontentos que se dedican a quemar contenedores y sucursales bancarias con la ingenua idea de que están liberando a Euskalerria del estado opresor español.

Parece que el fin de ETA debiera ser patrimonio de alguien, que tuviera que tener una mano ejecutora que elevara a categoría de mito el hecho de acabar con una lacra que, por desgracia, afecta a todos los ciudadanos. Por ello, no comprendo esas declaraciones cruzadas entre las principales fuerzas políticas, no sólo el PSOE, PP, o IU, sino también aquellos partidos vascos, desde los más radicales hasta los partidos nacionalistas. Cuando hablan, no se sabe muy bien si se alegran de que el fin de ETA pueda estar cerca, o si, por el contrario, les molesta que no hayan sido ellos quienes consiguieran llegar a tal estadio en la lucha antiterrorista. Cierto es que todo en la vida es política, pero cuando se está jugando con los intereses de muchos ciudadanos, cuando los sentimientos están a flor de piel, debiera ser el momento de la unidad, de retomar aquella palabra que fue la música de fondo de la Transición, regreso al Consenso, a la unidad de todas las fuerzas contra la violencia terrorista, lograr el hito histórico de acabar con ellos, por el bien del país y por el bien de la ciudadanía.

Sin embargo, mientras no sea la sociedad vasca en particular quien se pronuncie de manera definitiva contra ETA, quien manifieste su rechazo a esas manifestaciones que son un enaltecimiento de la violencia etarra encubierta en la idea de la libertad de expresión, mientras no dejen de tener miedo al ruido de las pistolas y al olor de la muerte, mientras no nos hagan ver al resto de la sociedad que son ellos quienes desean tomar las riendas de su propia vida y dejar de ser las marionetas de los de las capuchas, los terroristas seguirán contando con una baza importante con la que jugar y manipular.

Por ello, si con esto no basta, si esta nueva representación no es suficiente, dejemos de hablar del tema. Dejemos que las fuerzas del orden continúen con su cerco a la cúpula terrorista, que sigan con esas medidas de presión, pues en algún momento, ellos cometerán un fallo y esa será la gran oportunidad que este país lleva tanto tiempo esperando para poder gritar, POR FIN.

Como decía Pío Baroja: “Aunque tengamos la evidencia de que hemos de vivir constantemente en la oscuridad y en las tinieblas, sin objeto y sin fin, hay que tener esperanza.”