"(...) Y AHORA, LA ULTIMA IMAGEN: EN EL PUÑO UNA ROSA; EL PUÑO PARA EL COMBATE, LA ROSA PARA LA FELICIDAD"



19/3/16

SOLIDARIDAD

No nos cansamos de leer, de escuchar, de ver estos días en los diferentes medios de comunicación noticias relacionadas con el tema de los refugiados sirios. El drama de los refugiados lo han llamado. Cierto que resulta enormemente sangrante que los burócratas europeos, esos que se dicen defensores de la democracia y las libertades, de la justicia y los derechos humanos,tengan que reunirse, gastando fondos públicos, para debatir qué hacer con esas personas, personas por encima de todo. Diversas reuniones, citas, consejos extraordinarios para no llegar jamás a ningún acuerdo, dilatando en el tiempo una conclusión común, una respuesta que intente, en la medida de lo posible, solucionar el problema. 

En España, mucha gente, no lo entiende. Personas que no saben lo que es sentirse expulsado de su propio país por sus hermanos de sangre, por sus compatriotas, por su familia, por el mero hecho de tener ideas diferentes, por entender la vida de un modo distinto. Muchos españoles, tras la Guerra Civil, se vieron obligados al exilio. Y fueron recibidos con los brazos abiertos por los hermanos latino americanos, argentinos, chilenos, cubanos, mexicanos, en mayor parte. De igual modo, en Europa, franceses, rusos, alemanes, acogían a los refugiados españoles que huían de la muerte del franquismo para comenzar una nueva vida, alejados de lo suyo, de los suyos, cambiando el sonido de las armas y la muerte por una lengua que acabaría siendo la suya, adoptando una cultura que les era ajena para sobrevivir, pero sin dejar de ser españoles, manteniendo en sus ADN aquello que les mantenía vivos, con ganas de libertad y justicia.

Mucho se ha olvidado aquello. Pocos recuerdan que fuimos acogidos como personas, no como mercancías, que no era necesario que unos burócratas que carecen de dificultades económicas, tuvieran que reservar una fecha en el calendario, meses vista, para tratar sobre su futuro, enseñándoles el paraíso pero debiendo cruzar el infierno para llegar hasta el. No sabemos diferenciar las imágenes de hace 80 años con las de ahora, pues aunque cambien los personajes, lo que no cambia es el sufrimientos y las ganas de solidaridad de aquellos que lo vivieron.

Europa no la hacen los europeos? quizá sea el momento de que los ciudadanos nos convirtamos en los que definan la postura de aquellos que dicen ser defensores de derechos y dar un golpe sobre la mesa, convertirnos en los verdaderos adalides de esta responsabilidad; mostrar un camino para el futuro, una esperanza para la humanidad y, sobre todo, un ejemplo para generaciones futuras, que vean que, en momentos de dificultad es cuando sale, de verdad, el alma generosa del ser humano, sean de dónde sea, vengan de dónde vengan.

No sabremos si mañana seremos nosotros los que aparezcamos en esas fotografías en blanco y negro.

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