"(...) Y AHORA, LA ULTIMA IMAGEN: EN EL PUÑO UNA ROSA; EL PUÑO PARA EL COMBATE, LA ROSA PARA LA FELICIDAD"



25/1/12


CORRIGIENDO
ERRORES



El
próximo mes de febrero el Partido Socialista Obrero Español debe elegir a su
próximo Secretario General y comenzar una refundación del partido, motivada
tras el descalabro electoral que supusieron las pasadas elecciones del 20-N.
Para ello, todo orbita sobre dos figuras herederas de aquel proceso electoral
que siendo tan reciente en el tiempo, parece que sucedió hace mucho, mucho
tiempo. Esas dos figuras son Alfredo
Pérez Rubalcaba y Carmen Chacón, los dos únicos que han presentado sus
candidaturas para ponerse al frente del partido en estos momentos tan
turbulentos. Pero, ¿son los únicos candidatos posibles?, o mejor dicho, ¿son
los mejores candidatos? No hay que olvidar que Rubalcaba es un experto político
que ya estuvo en los gobiernos de Felipe González y en las legislaturas de
Rodríguez Zapatero. Por el contrario, Carmen Chacón formaba parte de aquel
grupo denominado Tercera Vía que aupó
a un entonces José Luis Rodríguez Zapatero al primer escalón del socialismo
español.


Sin embargo, ¿no hay nadie más? De igual manera que en
los años 80 del siglo pasado surgió ese famoso Grupo de la Tortilla, y posteriormente el ya citado grupo de Tercera Vía, no ha llegado el momento de
que vuelva a aparecer un nuevo grupo, con gente nueva, desconocida para la gran
mayoría, gente con ideas e imagen nuevas, que no se relacionen con el pasado
más reciente, que aporten una nueva visión de las cosas, del socialismo, nuevas
perspectivas e ideas y, sobre todo, gente que cuente con un respaldo unánime
del partido.


Estos congresillos que
se están celebrando durante el mes de enero en las sedes socialistas de España
no hacen sino poner de manifiesto la lucha interna que ahora se hace visible en
el partido, donde no se trata de elegir a un representante, sino de que salga
elegido aquel que un grupo concreto desea, criticando y poniendo patas arriba
el partido si el elegido no es el deseado o el propuesto. Menuda imagen de
unidad y de progreso que está ofreciendo el PSOE; si esto sucede a nivel
regional, como serán las cosas a nivel nacional. Ese es el problema, la falta
de unidad, de buscar una persona en torno a la cual se construya un partido de
futuro, con ideas claras y programas posibles, adecuados a las necesidades
reales, dejando al margen luchas y riñas internas entre las diversas facciones
del partido, pues, no hay que olvidar que esas personas representan a un
electorado y a una ciudadanía, a la cual se deben y debiera de ser su primera y
principal preocupación.



Mientras el PSOE se dedica durante estas semanas a elegir
a los delegados que participarán en el Congreso del próximo mes, el Partido
Popular campa a sus anchas protegido por esa mayoría absoluta obtenida en las
urnas, sin que haya un partido que le controle, que le ponga las cosas claras,
que apueste por unas ideas que nos permitan salir a todos de esta situación de
crisis que nos lleva azotando ya demasiado tiempo. Pero parece que eso no
importa, de momento, que es más importante el enfrentamiento encarnizado a
nivel interno, los mensajes velados y las críticas a los compañeros, sólo por
el mero hecho de alcanzar el poder. De lado se dejan los argumentos, el debate
de ideas, las propuestas, la lucha conjunta de todos, las necesidades de la
gente…


El PSOE no sólo perdió las elecciones por las
consecuencias de la crisis y sus decisiones cambiantes, sino por el hecho de
alejarse de la gente, de permitir que los intereses de unos pocos prevaleciesen
por encima de las demandas ciudadanas y cuando se deja de escuchar, de oír lo
que una mayoría está diciendo, se pierde perspectiva y después es complicado
volver a acercarse a ellos, pues pierden la confianza de aquellos que les
representan. No es política el odio social, no merece la pena escuchar, por lo
tanto, una verdad a medias.


La solución pues, no es tanto la de refundarse
ideológicamente, pues no es lo mismo el socialismo ni la sociedad de Pablo
Iglesias, que el de la IIª República, ni el de los gobiernos socialistas en
democracia. Hay que saber adaptarse a los momentos y aplicar siempre medidas
socialistas, progresistas, pero sin perder de vista la realidad social que se
vive, pues las consecuencias de las políticas que se tomen no serán las mismas.
Ya lo decía Cánovas: “La política es el arte de
aplicar en cada época aquella parte del ideal que las circunstancias hacen
posible”.
Aquel que salga elegido del próximo Congreso socialista tendrá
varios frente abiertos, no sólo el de recuperar la confianza ciudadana, sino el
de crear y establecer un programa real, verídico, realizable, no sirven utopías
que no se puedan cumplir, un programa
que acerque los intereses nacionales con los del resto de partidos socialistas
europeos y hacer una oposición respetable, aportando ideas y posibles
soluciones, pues estar en ese lado no significa vetar todas las propuestas del
Gobierno, sino aportar y sumar, ya que todo aquello positivo irá en beneficio
de la ciudadanía.


La política es el arte de dialogar para construir consensos, de
los que todos seamos beneficiarios, independientemente de quién o quiénes son
los autores de esos consensos. Lo peor de todo, como decía Confucio es
cometer un error y no corregirlo es otro error. Ya se han
cometido muchos errores, es el momento de comenzar a corregirlos.





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